no te permito que le des la vuelta a mi mundo al revés cuando tus palabras no encajen,
no te permito que cojas sin miramientos las naranjas de mi huerto, para luego exprimirlas, desperdiciando mis lágrimas, por donde a tí te venga bien.
No quiero más reproches de esos que no paran de salir de unas sábanas que ya dejaron de estar inquietas, no quiero más monedas de cara o de cruz porque yo nunca supe hablar en afganis.
2 comentarios:
Quisas si cambiaramos el conocer de las monedas, por el de las flores, encontrariamos una bella respuesta.
Un Saludo.
Tambien tienes bloooog!
pues tambien te agrego!
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