domingo, 28 de diciembre de 2008

Rayueleando


(...) pero es con la Maga que hablo, ahora que estamos tan lejos. Y no le hablo con las palabras que sólo han servido para no entendernos, ahora que ya es tarde empiezo a elegir otras, las de ella, las envueltas en eso que ella comprende y que no tiene nombre, auras y tensiones que crispan el aire entre dos cuerpos o llenan de polvo de oro una habitación o un verso. 


¿Pero no hemos vivido así todo el tiempo, lacerándonos dulcemente? (...)

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