Antes de que Egipto fuera Egipto, el sol creó el cielo y las
aves que lo vuelan y creó el río Nilo y los peces que lo andan y
dio vida verde a sus negras orillas, que se poblaron de plantas y de
animales.
Entonces el sol, hacedor de vida, se sentó a contemplar su
obra.
El sol sintió la profunda respiración del mundo recién nacido,
que se abría ante sus ojos, y escucho sus primeras voces.
Tanta hermosura dolía.
Las lágrimas del sol cayeron en tierra y se hicieron barro.
Y ese barro se hizo gente.
1 comentario:
Bello texto de Galeano, el escritor de la utopia, de las venas abiertas de America latina.
Si no te importa enlazo mi Blog al tuyo.
Un Saludo.
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